Últimas Entradas »

martes, 2 de marzo de 2010

¿Estamos preparados?

Hay ocasiones en donde uno no puede ser apático a lo que ocurre en nuestro país. De hecho, es un pecado que seamos apáticos a ello y a un chango de cosas mas. Advierto, de una vez, que esto es mas un rant (o sea, una diarrea escrita) que un artículo que posea información obtenida de una investigación concienzuda. Así que si la embarro, perdonarán ustedes.


El sábado llegué de una reunión y me recibió la noticia del terremoto en Chile. De 8.8. Así tu ojo. El del 85 en México fue de 8.1, y cada décima aumenta logarítmicamente la potencia del terremoto (o sea, cada punto-algo se siente un madrero mas). Me dispuse a localizar a las personas conocidas que tengo allá y gracias a los amigos y a ellos mismos, para el domingo ya tenía conocimiento de todos. 


Al momento, las pérdidas humanas se sitúan cerca de las 800 personas. Aún faltan muchas personas por localizar y las labores de rescate continúan hasta el momento. A pesar de que no han salido ilesos, el saldo sigue siendo positivo. Y me pongo a pensar si nosotros podríamos cantar victoria de la misma manera si nos tocara a nosotros. Creo que estamos mas cerca de Haití que de Chile en ese aspecto. Claro, me dirán que hay 25 años de diferencia entre ambos sismos, que se han implementado muchísimas cosas, que hemos aprendido la lección, etc. 


No dudo que hoy estamos mejor preparados que entonces, pero no dejo de pensar que tan vulnerables nos han dejado la corrupción, la demagogia y el compadrazgo que persisten en este país. Cuantas licencias para construcción se dan sin que cumplan los requisitos mínimos de seguridad. Cuantos cursos a medias para preparar a los cuerpos de respuesta, para que así salga mas barato. Cuantos vehículos en mal estado, o medio reparados en el taller del primo del sobrino del delegado, donde usan partes recicladas y las cobran como nuevas. Cuantas fugas de agua no atendidas, que minan el subsuelo de terrenos y vías de comunicación que en cualquier momento se derrumbarán bajo los pies de quienes caminan inocentemente sobre ellos. Cuantas escuelas a medio parchar con materiales de segunda para ahorrar unos pesos. Cuantos documentos que siguen sin ser digitalizados porque "hoy salgo a comer con los amigos y no regreso" y que se pueden perder en un parpadeo. Cuantos hospitales adolecen de los medicamentos básicos para atender una emergencia y del personal capacitado "porque mi tío me metió de doctor".  Cuantas bodegas con productos perecederos que están mas que podridos y que serán distribuidos "para quedar bien". Cuantas cosas, me pregunto yo.


Mientras, usted y yo nos preocupamos por ayudar, en lo poco o en lo mucho, a nuestros hermanos de otros países cada que ocurre una tragedia. Y cuando nos pase a nosotros, el día de mañana, apretaremos los dientes cuando veamos morir a nuestros hermanos; cuando perdamos a nuestros seres queridos; cuando expiremos nuestro último aliento, esperando esa ayuda de nuestras autoridades y nunca llegue. Ojalá me equivoque. Ojalá. Saludos. 

1 comentarios:

Anónimo dijo...

No creo que estemos preparados para una tragedia de tal magnitud y me da miedo pensar que pronto podamos vivir la peor catástrofe que este pais haya vivido.

Afortunadamente estoy en trámites para irme a residir legalmente a canada por lo tanto deseo que de todo corazon todos mis amigos en mexico puedan salir adelante en este pais que lo unico que te promete es un futuro incierto...