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domingo, 21 de febrero de 2010

El triunfo de renovar un blog.

Quienes me conocen saben que, cuando se me mete una idea en la cabeza, puedo pasar horas tratando de que cobre vida. Tuve a bien decidir renovar (re-nuevamente) el aspecto del blog, empezando por el logo y siguiéndome por lo demás. No tenía idea de en lo que me iba a meter...


De entrada, el logo termino siendo una pesadilla. Después de varias versiones del mismo, finalmente quedé a gusto con una variación del que ven actualmente. Pero a la hora de querer insertarlo en la página, la transparencia le valió sorbete, igual que en que parte del blog iba a quedar. Obviamente, hice lo que cualquier persona civilizada habría hecho: mente madres, padres, abuelos, primos y todo aquel pariente consanguineo que pude recordar.


Total, decepcionado de que mis expresiones no lograban cambiar absolutamente nada, me metí a Google, me puse a investigar y di con que la plantilla que me había pirateado conseguido limitaba el tamaño del logo, y que el tamaño afectaba de alguna manera la transparencia. Así que entonces decidí que de una vez cambiaría la plantilla. De Guatemala a Guatepeor.


Porque han de saber ustedes (y si no lo van a saber) que sitios en internet donde se pueden conseguir plantillas hay por montones, la cosa es que te funcione. Como probé chorrocientas, llego un momento en que tenia toda una barra de widgets que originalmente ni tenia, así que me resigné a deshacerme de todos y volverlos a poner de uno en uno... cuando hubiera escogido la que mas me gustara. Hubo un par que estaban muy interesantes, pero desgraciadamente nunca me funcionaron. 


Y ya cuando al fin funcionó el diseño, hubo que poner el logo, añadir widgets, probar 100 veces, otras 3 por si las moscas y voila, todo quedó como lo había planeado. Claro, se dice fácil, pero entre pruebas, consultas al señor Google, editar el logo y demás, las horas volaron. Para rematar, revisando algunas cosas caí en cuenta que los comentarios estaban habilitados para usuarios registrados unicamente. Y yo haciendo coraje de que nadie escribía nada. Obvio, también cabe la posibilidad que nadie lo lea. 


A fin de cuentas, seguiré escribiendo. Algún día, probablemente, quiera cambiar otra vez el blog. Y entonces leeré de nuevo esta entrada y se me quitarán las ganas. O no. Saludos!

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