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jueves, 11 de febrero de 2010

¿Es bueno ser fan?

fan.
(Del ingl. fan, acort. de fanatic).
1. com. Admirador o seguidor de alguien.
2. com. Entusiasta de algo. Es un fan de la ópera.

fanático, ca.
(Del lat. fanatĭcus).
1. adj. Que defiende con tenacidad desmedida y apasionamiento creencias u opiniones, sobre todo religiosas o políticas.
2. adj. Preocupado o entusiasmado ciegamente por algo. Fanático por la música.

Cabe citar aquí las definiciones de la Real Academia de la Lengua Española (que a ver que día hacemos la Academia de la Lengua de cada país, que el español ya dejo hace mucho de ser propiedad de la madre patria) porque siempre que escucho el "yo soy fan de...", de lo cual ni yo me escapo, me quedo pensando en que fan viene de fanático, y fanático (como puede verse) es un termino peyorativo. Y sin embargo, hay (habemos, dijo el otro) personas que se sienten orgullosas de decirse fans de algo o de alguien. Curiosamente, las definiciones antes citadas me hacen quedar fuera de orden, porque mientras que la RAE reconoce que fan proviene del inglés fanático, no hace lo mismo con su homologa en español. En fin, a mi que mangos...

No cabe duda que en México si somos fanáticos, no solo "fans" (que es lo mismo, insisto). Ya sé, lo veo venir, quien lea esto me dirá que si odio a mi país mejor me vaya lejos. Lo siento, ya lo hice una vez y decidí que me regresaba, allá todo muy bonito pero vacío. Que yo señale lo que veo mal en nuestra comunidad y nuestro país no quiere decir que lo odie. Al contrario, lo amo tanto que no me puedo quedar callado viendo lo que nos falta hacer para que vayamos por buen rumbo, y no solo decirlo, sino llevarlo a la practica.

Pero al caso, decía yo que en México si somos fanáticos. Cuando queremos o admiramos algo, lo hacemos con toda la pasión posible, o hasta más. Desde religión, política y futbol (la trilogía de temas que llevan de encabezado "no criticarás" en nuestro bello país) hasta las mas absurdas nimiedades, como es el sistema de estrellitas o programas televisivos. Somos apasionados para cualquier cosa. Y pregunto yo: ¿eso es bueno? Y no, no quiero que dejemos de ser apasionados (que su pareja se los agradece), sino que sopesemos (que no viene de sopes) que tan beneficiosa es esta actitud para nosotros.

¿Por qué esa desmedida adoración? Me pregunto si culturalmente tenemos algún estigma que nos haga propensos a ser tan fanáticos cuando algo nos gusta. Si creen que exagero, nada mas échenle un ojo a cualquier concierto musical, de cualquier género, y vean a las chiquillas (y chiquillos, que los hay) como se desgañitan o se deshacen de la emoción. Y ay, pobres si les guiñan el ojo o los saludan de mano, porque se desmayan de la emoción. Y no necesariamente digo que es un fenómeno exclusivo de México, pero lo curioso es que no necesitan ser artistas consagrados quienes reciben ese tipo de atención. Es mas, los grupos extranjeros que vienen a nuestra tierra a menudo mencionan que el público siempre es caluroso con ellos. El mismo fenómeno se repite con actores, futbolistas, deportistas, etc. Son elevados a las alturas del Olimpo, con tal rapidez y magnitud que hasta el mas sencillo termina por tener desplantes de divo.

Y digo yo ¿no es al revés? ¿No deberían ser ellos quienes nos besaran los pies? Porque, hasta donde yo se, literalmente viven de nosotros: de los discos que compramos, de los conciertos que pagamos, de las entradas al partido que adquirimos, de las revistas que circulan... todo lo que ellos ganan viene, en gran parte, de lo que los "fans" aportan. Y entonces, ¿por qué ese desdén? ¿por que a veces esa negativa de tomarse una foto o firmar un autógrafo? ¿por que apenas los ven ya están enchuecando la boca? Realmente no practico esas costumbres, pero mas de una vez me ha tocado ver gente en un hotel esperando horas a que salga su artista favorito, que por casualidad escogió ese hotel para hospedarse (información clasificada, que gracias a la magia de los medios y las redes sociales, se vuelve de dominio público; otra muestra de fanatismo), solo para ser barridos con indiferencia. Claro, no son todos, pero ocurre mas a menudo de lo que uno creería.

Y somos realmente radicales. Porque si no aman al fulano/fulana, lo odian con la misma pasión. Aunque ni te toque ni te altere nada de tu vida, ya lo odias. Por un simple mecanismo de "si no estas conmigo, estas contra mi" o como quiera que funcione nuestra psique, así pasa.

En fin. Esta para pensarse. Yo, de mientras, me declaro fan de la polémica. Saludos.

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