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lunes, 21 de enero de 2008

Cuento Corto: El Planeta del Olvido.

[También me da por escribir loqueras, así que ahí va un cuento...]

[Se escucha el click de una grabadora. Una voz carraspea: se oye cansada, aburrida...] ¿Qué día sera hoy? Carajo... creo que ya he perdido la cuenta. La ultima vez que me intereso saberlo, creo que era jueves o viernes. Quien sabe. Al menos se la fecha: 3 años, 2 meses y 7 días desde que llegue a este planeta.

No, no soy ningún astronauta, ni explorador aventurero del espacio sideral. A mi ni me gustaban las películas de ciencia ficción, aunque seguramente estoy en lo mas parecido a una. Tampoco me gusta hacer grabaciones, pero a lo mejor un día llega algún despistado marcianito o de menos alguien que, como yo, pidió un deseo idiota... y pues de menos que alguien sepa que fue de mi.

Me explico: todo sucedió un día de esos que no te quieres ni levantar de la cama porque sabes que algo va a salir mal: y vamos, desde que me levante todo se fue a la mierda. Pise al gato, el agua estaba fría cuando me bañe, la estufa no tenia gas y acababa de pagar el lunes pasado (aquel lunes pasado, no este, que ni siquiera se si es un chingado lunes). Pero esas eran fregaderitas... lo verdaderamente malo comenzó a pasar después de las 10 de la mañana...

Dani... puta madre. A Dani la conocí hace como... veamos, si llevo aquí 3 años... seria como desde hace 5. Un día de San Valentin andaba en el parque; tristeando, porque a mi ni la gripa se me pega, cuando me tropecé con ella. Todavía me acuerdo que no podía quitarle los ojos de encima (ni el helado que le tire sin querer en su blusa, por cierto). Creo que la primera cosa que me dijo fue "idiota". Ahora que lo pienso bien, creo que nunca dejo de tener esa idea de mi en la cabeza...

Pero bueno, ya me estoy desviando del tema. Dani. Nos hicimos novios a los 3 días. Cada 14 era especial. Hasta ese día. Ese maldito día... Estaba llegando a la oficina cuando sonó el teléfono. A Dani la habían atropellado en el segundo piso, ese que habían inaugurado. Por las prisas no alcanzaron a poner los pasos peatonales y pusieron un entarimado endeble (al "ahí se va", como de costumbre) que presagiaba un accidente... y por las malditas prisas, a Dani se le ocurrió pasar por ahi. Se cayó y justo un carro le paso encima. Murió instantáneamente... y a mi me dejó una amargura y una pena que todavía... [ruidos de sollozos] mierd... ¡Carajo!... Ya, perdón, es que se me fue el dedo y la tecla hizo un ruido medio raro...

La cosa es que entre en una depresión muy profunda... los amigos, su familia, mi familia... todos trataban de que siguiera adelante, que saliera de mi mundo. Yo no podía, pero me partía el pensar que ella ya no estaba ahí. Y lo peor era la jodida culpa: si le hubiera llamado temprano, si hubiera pasado por ella... Pero el hubiera es para los pendejos. A mi me cargo la tristeza con mas ganas. Pensé en el suicidio, para ir con ella... pero nunca falta el que te viene con el cuento de que "el suicidio es pecado, y los pecadores van al infierno". Yo ni creo en esas cosas, pero... pues ella siempre fue muy buena. Preferí no jugarmela. Además, pues me daba cosa mi familia... que se los llevara la tristeza igual que a mí... yo no podía soportar la idea de que ellos pasaran lo mismo que yo.

Un dia desperté, y con los ojos llenos de lagañas, no se como fregados se me clavo la idea en la cabeza de que todo el mundo se olvidara de mi... que me dejaran marchitarme despacito, como una flor que se queda sin su agüita, sin sol, así solita, hasta que desaparece. Si, esa era una buena forma... y que nadie se acordara de mi, así nadie sufriría por mi... nadie...

No se cuanto tiempo paso. ¿Días? ¿Meses? Ah chingao, pues si tenia el calendario en el cel... 5 días después, yo seguía en la cama. Me pareció raro que ni me hablaran, pero bueno, pensé, al fin y al cabo sabían como estaba de deprimido y seguro que me dejaron en paz para que se me quitara. Me pare y como pude llegue al baño. Débil como estaba, no me di cuenta que todo estaba oscuro. Yo pensé que seguía con los ojos cerrados. Ya después de un rato de estar sentado en el trono, pues abrí bien los ojos... la luz apenas si entraba por la ventana. Miré el reloj y vi que eran las dos de la tarde. "Seguramente ya se me fregó el reloj" me dije, "con la suerte que me cargo". Salí del baño y me medio vestí, con hambre y ganas de ver a alguien y ver si me sacudían la melancolía. Abrí la puerta y el mundo se me desmoronó: estaba en medio de la nada. Bueno, había un friego de pastito y cielo a media tarde, pero nada de nada. Ni un alma, ni una casa, ni nada. Como si la ciudad se la hubiera tragado la tierra. Me puse a caminar... no se cuanto tiempo. De repente, vi una casa y salí corriendo. Seguro que alguien ahí me iba a explicar que chingado estaba pasando... pero cuando estaba por llegar, me pare en seco: ¡Era mi propia casa!

Y pues no hay mucho mas que decir: estoy solo aquí, sin comida, mas lo que tenia en la casa (una lata de atún y una botella de vino que guardo por si llega alguien para platicar) y, extrañamente, todo funciona en la casa: el agua, el gas, la luz. Bueno, la tele no agarra ningún canal. Y el celular no tiene señal. Aquí la tarde es eterna. Siempre esta el crepúsculo rojo del sol que se oculta, aunque nunca lo veo. Solo nubarrones grises...

Lo mas raro es que el tiempo no parece pasar. No me ha crecido el pelo, ni las uñas ni nada. Creo que deje de ir al baño desde ese día. Ni se me antoja nada, ni me dan ganas de... bueno, ustedes sabrán... Me di cuenta que se me cumplió el deseo: de que el mundo se olvidara de mi. A veces me pongo a pensar que a lo mejor y me morí, y esto es el purgatorio. Si eso es cierto, entonces veré a mi Dani algún día, ¿Verdad? [mas sollozos] ¿¡Verdad?! ¡POR FAVOR, ALGUIEN QUE SE ACUERDE DE MI! [Mas sollozos... y la grabación termina].

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